Desde que empezó el año se habla de una ralentización de la economía, e incluso de una recesión. Los datos que vamos conociendo ciertamente no son muy halagüeños y como tal, reaccionan los mercados financieros. Pero, ¿qué sucede con las empresas? No hay que olvidar que los mercados bursátiles se encargan de reflejar la evolución de los precios de las distintas empresas que los componen.
Pues bien, empieza este mes de julio la segunda temporada de resultados del año. Las expectativas de los analistas, ¿serán realidad o un espejismo?
Resultados empresariales

Los resultados empresariales muestran hechos sobre lo sucedido con las ventas de las empresas a lo largo del periodo; son una realidad. Se pueden comparar con resultados pasados y conocer su evolución. Pero, ¿cómo se relacionan estos con la cotización de una empresa?
El ratio PER (Precio/Beneficio) relaciona dichas magnitudes: nos indica cuántas veces está contenido el beneficio de una empresa en su precio. O también los años necesarios para recuperar la inversión en forma de beneficio. El PER de una empresa con precio 100 y beneficio anual de 5 € por acción, es 20. Es decir, en 20 años recuperará la inversión (a razón de 5 € anuales).
En el gráfico vemos el PER del S&P 500 y su media en el periodo, del entorno de 17. Se podría decir que por encima de la media el índice está caro (más tiempo para recuperar la inversión) y, por debajo está barato (ésta se recupera más rápido).
El PER y la renta fija

La inversa del PER se puede tomar como la capacidad de generar beneficios que tiene la compañía, permitiéndonos comparar esta rentabilidad con la de la renta fija. Un PER 12,5 indica que la empresa tiene una capacidad de generar beneficios del 8% anual (1/12,5=8%). En años en que la rentabilidad de la renta fija ha estado deprimida (por ejemplo el 1% en 2020), se hablaba del fenómeno TINA: “There Is No Alternative” (“No existe alternativa”). Por eso, la renta variable estaba cara: era lo único que ofrecía rentabilidad. Sin embargo, con la FED subiendo tipos, ya sí hay alternativa, que provoca la venta de renta variable (y por lo tanto que baje su precio y su PER).
Entramos en temporada de resultados. El PER depende directamente de ellos, y por lo tanto la rentabilidad esperada. ¿Harán estos resultados un ajuste todavía mayor en los precios de la renta variable?
Si caen, el PER subirá y encarecerá de nuevo a las empresas: se tardará más tiempo en recuperar la inversión, y hará a la RV menos competitiva frente a la renta fija.
Lo que hemos visto hasta ahora, ¿puede no ser más que un simple espejismo?