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Resulta curioso que al hablar de mercados financieros, nuestra atención siempre se centre en acciones e índices de renta variable. Sobre todo, cuando la renta fija también forma parte de este ecosistema y supera en volumen al de la renta variable –un 15% a cierre de 2020–. La renta fija no cotiza en precio, cotiza en rentabilidad –en tipo de interés– que puede ir referenciado a un tipo de gobierno(como diferencial). Esta rentabilidad, que es el coste de financiación del emisor, dependerá del riesgo, del apalancamiento y, por supuesto, del plazo.

¿Qué son las curvas de tipos?
Las curvas de tipos tienen como objetivo mostrar las diferentes rentabilidades que se exigen a un emisor para hacerle un préstamo en función del plazo. Todos podemos tener cierta confianza en lo que ocurrirá mañana. A una semana vista, la certeza disminuye, y si ampliamos el periodo temporal a uno o cinco años mucho más. A medida que disminuye la certeza, aumenta la incertidumbre y, con ella, el riesgo de que la previsión no se cumpla.
Esta incertidumbre –junto con otros factores– pone precio al préstamo. No es lo mismo prestar dinero a un mes que a diez años; en este último caso, las posibilidades de que algo pueda salir mal se incrementan. A la hora de pedir financiación, cuanto mayor sea el plazo, mayor será el pago de intereses exigido; esto es así para compensar al prestamista por el mayor riesgo que asume.
Dicho lo anterior, resulta sencillo intuir cómo son las curvas de tipos en condiciones normales. En el corto plazo los tipos son menores, e irán subiendo de forma rápida a medida que se incrementa el plazo de vencimiento y, por lo tanto, la incertidumbre. Cuando el plazo es elevado el tipo de interés se estabiliza y el riesgo se mantiene en niveles similares; esto es así porque la visibilidad es ya muy reducida. En estos casos, la curva tiende a mostrar una menor pendiente, a ser más plana. Por ejemplo, si para financiar a 1 año se exige al emisor una rentabilidad de un 1% anual, puede que para 5 años se pida un 3%, y para 7 años, sólo un 3,7%.

¿Qué nos dice ahora la curva de tipos?

Las expectativas de subidas de tipos por parte de la FED están provocando un aplanamiento de la curva. Esto es una situación puntual, que con el tiempo debería normalizarse, pero nos pone más cerca de una posible inversión de la curva; es decir, que los tipos de corto plazo sean mayores a los de largo plazo. 

¿Qué significa esto? Que la incertidumbre en el mercado es mayor en el corto plazo que en el largo; existen riesgos importantes en el corto plazo. Históricamente, con gran probabilidad, tras una inversión de la curva, se produce una recesión en los siguientes 18 meses. Por ello, habrá que seguir vigilando su evolución.

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